Apenas a media hora en autobus de Amsterdam encontramos este pueblito costero,
rodeado, en pleno mes de enero, de hielo.
Mar congelado, patos hambrientos, gaviotas,
y una pequeña microcolonia Indonesia que habita Volendam.
Si hay algo que nunca dejo en casa es mi cámara de fotos. Nadie como ella comprende la magia del color y de un buen encuadre. Nadie como ella tiene paciencia para disfrutar de cada disparo, de cada inmortalización de un pequeño momento de felicidad y belleza. Ella y yo queremos compartir con vosotros el resulatdo de nuestra amistad.