lunes, 17 de octubre de 2016

Bravo por la Costa Brava

Abandoné las carreteras principales en Perpignan para recorrer la costa Vermella, los últimos kilómetros de costa francesa antes de alcanzar la frontera española. 
Recorrí curvas y acantilados, viñedos y faros, amaneceres y atardeceres.
La ruta en tierras francesas, engalonada con sus pueblos pesqueros, de los que Collioure se lleva la palma, es un sendero de paz.
La Costa Brava, con su cabo de Creus y sus incontables calitas, es un paraíso natural donde los Pirineos bajan a darse un baño.



















Y, en mi humilde opinión, lo único que mereció mi visita a Roses, este magnífico perro disfrutando del atardecer de septiembre.