Amsterdam es una cuidad única, sin duda.
Paraíso para la bicicleta urbana y sus aficionados.
Romanticismo que se refleja en sus canales.
Puentes levadizos, estructuras del pasado.
Erotismo que rezuma por las grietas y callejas del Barrio Rojo.
Olores de gofres y cannabis que se mezclan en la atmósfera.
Y buena cerveza.
Modernidad y clasicismo, mente abierta. Una ciudad para perderse, y no perderse.
Lamento subir un millón de fotos.
Pero la ciudad lo merece.
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