Ahora que estoy pasando unas semanas en Trnava, Eslovaquia, aprovechamos la cercanía con la capital checa para ir a pasar allí el día. Si mal no recordaba, Praga es una ciudad de cuento, hermosa donde las haya, y donde cada esquina, puente o escultura esconde un "fairy tale". Y realmente es como recordaba: cero decepción.
Un apunte, las calles del centro están completamente inundadas de turistas, cosa que hace siete años no ocurría. Aún así, merece la pena pasear sin rumbo por esta increíble ciudad.
Estación central de tren
Paseando por el centro
Este cartel me mata...
Parece ser que es un oso ruso famoso.
Típica imagen de comercio en Praga
En la plaza Staronmrestske, arropados entre el famoso reloj astronómico y las torres Tin
Puente de Carlos IV
Música en la calle, en cada rincón
Y al otro lado del río...
Bodas rusas
El castillo, la catedral y sus alrededores
Y la Iglesia más bonita que he visto jamás, la Iglesia de Vysehrad
Karlstejn, no muy lejos de la ciudad, hermanado con Montecarlo,
nos ofrece las vistas de este castillo.
Y, para acabar, la peculiar sopa checa, servida en pan.
Estaba deliciosa.
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