Atravesamos Bonia en busca de las playas de Montenegro y Albania,
íbamos de paso.
Pero, inmediatamente a nuestra entrada, un balneario natural de aguas cristalinas
inauguró la lista de maravillas en este país.
Bosnia no es un país para "tener de paso". Merece una visita detenida.
Aguas calientes en Banja Luka.
Hacia el sur.
Mostar.
La ciudad de los contrastes.
Esquelas... y cementerios en Mostar.
Sarajevo.
Multicultural.
Herida. La guerra aún vive en el corazón de la ciudad.
Homenaje a los que se fueron. 1992-1996.
Y el resto de la ciudad...
La ciudad.
Las huellas de la guerra, aún sangran.
Algunos impactos de bomba permanecen en el suelo, ahora pintados de rojo, para que el pasado no caiga en el olvido.
Las fuentes. El agua de Sarajevo.
The War Childhood Museum.
Allí donde los recuerdos de una infancia sitiada relatan cómo es ser niño y vivir la guerra.
Imprescindible.